El Matrimonio no funciona como institución

Hoy me quedé meditanto en algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza, y creo haber llegado a una conclusión, que la humanidad en general no está y nunca ha estado preparada para el matrimonio. Si antes los matrimonios duraban hasta que la muerte los separaba y después le daban gracias a Dios, era porque no había de otra, los roles estaban claramente establecidos, las mujeres se dedicaban al hogar y a la educación y crianza de los hijos, y los hombres a proveer la manutención de la familia y a protegerlos en caso de alguna amenaza. Desde niños eran (eramos) educados y adiestrados magistralmente para cumplir con dichos cometidos. El matrimonio se consideraba algo sagrado y el divorcio algo deplorable.

Ahora cada 1 de 2 matrimonios terminan en separación ¿Porqué? Claro que son muchos factores los que intervienen en este fenómeno, los tiempos han cambiado, ahora la mujer estudia, termina carreras universitarias, maestrías y doctorados, son una importante fuerza económica, se ha independizado, han crecido en estos sentidos, se ha roto el patrón de "mujer del hogar", ahora la mujer puede decidir si quiere o no casarse o tener hijos, las que deciden casarse y tener hijos también pueden decidir divorciarse si así lo consideran pertinente. Muchos hombres también saben que el matrimonio y los hijos no son la única opción, como antes, ahora muchos prefieren no casarse y los que lo hacen, también tienen la opción del divorcio.

En fin, puedo hablar de muchos factores, pero quiero irme al grano, a lo profundo de todo esto, si antes se aguantaban era porque no había de otra, si ahora se separan es porque tienen otras opciones. Sin embargo no hay más felicidad que antes, ¿Qué está faltando? No somos felices en pareja, no somos felices con muchas parejas, no somos felices solos, no somos felices, no somos felices y no somos felices. Seguimos esperando que la felicidad venga de afuera, que cuando logre obtener algo entonces voy a ser feliz y llegamos al espejismo y nos damos cuenta que no estaba ahí, y que tampoco estaba allá y por ningún lado, porque la verdadera felicidad esta adentro, aquí y ahora, no en el futuro ni en el pasado, es la actitud que voy a tener ante la vida, con mi pareja, es la actitud que yo decido tener, mi felicidad es mi decisión. Para ingresar en la gran institución del matrimonio, antes, mucho antes, debí haber encontrado mi riqueza interior, mi capacidad de amar debió haberse desarrollado lo suficiente para aceptarme a mi tal cual soy y entonces sí poder aceptar a la persona que desea compartir su tiempo y compañía a mi lado, sin perderme a mi mismo y sin tratar de cambiar al otro, yo no nací para satisfacer las necesidades de nadie más que las mías y nadie nació para satisfacerme a mi, en la pareja seremos dos personas autodependientes, con la suficiente capacidad de hacernos cargo de nosotros mismos y que compartiremos nuestra felicidad y potencia, sin ser perfectos podemos tomarnos de la mano y seguir creciendo juntos, entonces sí estaremos promoviendo el ambiente ideal para que el amor se dé y podamos crear una unión libre de obligaciones y de deberías, llena de amor, respeto, aceptación y libertad, en lo posible. Mientras no se den estos elementos no podrá haber una relación de pareja armoniosa y feliz. La buena noticia es que se puede lograr, si antes desarrollo mi amor hacia mi. La humanidad en general necesita desarrollar su capacidad de amar, pero realmente de amar, no ese amor comercial que nos venden los medios, donde se queda en lo superficial y pasajero, sino ir mucho más allá en la profundidad y lo eterno.

Psic. Elena Bouchot Gamas
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