La Crisis de la Edad Adulta

Una gran maestra que tuve en la universidad me compartió este artículo, por demás interesante y con su permiso lo posteo en este blog para enriquecerlo y hacerlo más interesante y versátil. Sé que te va a interesar mucho, es un tema tan actual y a la vez tan antiguo, y entendamos de qué se trata esta crisis.



CRISIS DE LA EDAD ADULTA

 

Mtra. Maria Eugenia Olalde Ramos

 

El ser humano a medida que va creciendo y madurando adquiere mayores capacidades y las demandas del medio ambiente, también son cada vez mayores, por lo que el individuo tiene que realizar ajustes en su comportamiento, en su estilo de vida, en sus responsabilidades, etc. y esto va generando diferentes crisis a lo largo de su vida.

 

Una de las crisis más importantes es la que se presenta en la etapa adolescente y de acuerdo a como se resuelva dicha crisis, el individuo estará preparado para enfrentarse a las demandas de la vida adulta. En la etapa adulta, el individuo enfrenta dos crisis importantes que son: La crisis de la mitad de la vida y la crisis de la edad madura.

 

Durante la adolescencia aumentan las capacidades debido a un avance cognitivo que le permite al adolescente tener mejores percepciones y entendimiento del medio ambiente, con lo cual puede reflexionar y verbalizar de una manera más adecuada sus experiencias. Jung sostiene que el adolescente libra una batalla entre dos frentes: por un lado tiene que fomentar su propia independencia y establecer un sentido de identidad y de competencia social, mientras que por otro lado, tiene que luchar para superar los deseos regresivos hacia el pasado, con lo cual se establece una lucha entre una fuerza que impulsa al individuo hacia afuera y hacia adelante: al futuro, y una fuerza que lo lleva hacia adentro y hacia atrás: al pasado.

 

Al inicio de la etapa adulta, el individuo tiene que establecerse económica, profesional y socialmente y para la mayoría de las personas implica casarse, comprar una casa y fundar una familia. Freud resumió las tareas de esta etapa en la expresión: "amor y trabajo". El individuo tiene que desarrollarse en el aspecto productivo, y el trabajo representa una fuente de gran satisfacción, pero al mismo tiempo implica un gran esfuerzo y tiempo que son necesarios para la consecución de sus metas.

 

Jung señala que durante los años medios de la etapa adulta, el individuo sufre una crisis que se conoce como la "crisis de la mitad de la vida" que se caracteriza porque la persona se pregunta a sí misma si lo que ha estado haciendo en la primera mitad de su vida, es una manera significativa de vivir la segunda mitad, la persona busca el equilibrio entre sus metas y logros y se presenta la oportunidad para un mayor desarrollo y realización personal. Esta es la etapa de la vida en la que se registran las tasas más elevadas de suicidio, depresión y divorcio y para todas las personas es una época de duda existencial y de interrogación interior.

 

Esta crisis, es algo inesperado y nuestra cultura no nos prepara para este periodo de transición profunda y en consecuencia, en muchas ocasiones aparecen síntomas de ansiedad y depresión que se interpretan como una enfermedad que ha de ser tratada con fármacos y no se reconoce la crisis existencial rica en significado para el desarrollo de todas las personas. En el matrimonio se rompe la sensación original de unidad y de identidad compartidas, con lo que los problemas y las crisis se vuelven inevitables. Se crea un clima muy crítico que puede poner en peligro la unidad del matrimonio.

 

El hombre por lo general ha dedicado los primeros años de su vida adulta a obtener éxito ocupacional y al presentarse la crisis de la mitad de la vida, se vuelve más orientado hacia la familia. Cuando no logra reconocer sus necesidades internas y enfrentar adecuadamente los conflictos que trae consigo esta crisis, entonces se vuelve más propenso a buscar consuelo en la bebida y en la promiscuidad sexual. La mujer se ha dedicado a sus labores de ama de casa y a criar y educar a los hijos. Al llegar a la crisis de la mitad de la vida renueva su interés en ocupaciones activas y aspira a tener un trabajo de tiempo completo. Cuando no logra enfrentar adecuadamente esta crisis tiende a refugiarse más en sus mismas labores.

 

Por otro lado, esta crisis puede estimular al adulto a querer incorporar actividades que tradicionalmente se atribuyen al sexo opuesto, la madre desea cambiar sus intereses y quiere trabajar, por otro lado el padre se empieza a orientar más hacia la familia y aspira por más afecto y atención por parte de su esposa. En el caso de que se empiezen a incorporar diversos aspectos o actividades propios del sexo opuesto, es probable que la ruptura de los roles sociales tradicionalmente asignados a cada sexo sea benéfica, esto en el caso de que ambos miembros de la pareja posean una adecuada autoestima y además compartan una relación emocionalmente estable en la que no exista lucha de poder, lo cual es muy difícil de lograr. El romper los roles tradicionales requiere de un ajuste severo y en muchas ocasiones la dinámica de la relación de pareja no cuenta con los recursos internos necesarios para hacer frente a esta situación y finalmente sobrevienen los conflictos.

 

Más adelante se presenta la crisis de la edad madura, la cual se caracteriza por una disminución de las capacidades físicas y una declinación de la salud, con lo que surgen conflictos acerca de la pérdida del atractivo y habilidades.

 

Lo anterior puede ocasionar relaciones extramaritales que por lo general se dan con personas más jóvenes con las que el individuo intenta recuperar parte de su juventud y energía y con ello recuperar autoimagen y autoestima. Las consecuencias de la infidelidad son diferentes en hombres y en mujeres debido a que socialmente la infidelidad es más abierta y más aceptada en los hombres, mientras que la infidelidad femenina tiene efectos más graves debido a que el hombre no está psicológicamente preparado para padecerla.

 

Esta crisis se presenta con mayor fuerza en personas con poco desarrollo que no pueden aceptar la transición a una edad más avanzada y siguen luchando por permanecer en el mundo de los jóvenes. El hombre sigue luchando por ocupar un lugar en el mundo productivo y compite con las nuevas generaciones. La mujer compite con las hijas por la atención de los jóvenes, lo cual puede verse reflejado en muchas ocasiones en una conducta de seducción hacia los novios de las hijas adolescentes.

 

En las relaciones que se establecen con parejas más jóvenes, el factor de la diferencia de edad puede generar inseguridad y temores porque el individuo se siente en desventaja con respecto a otras personas de la edad de su joven compañero y esto afecta su autoestima.

Cada etapa del desarrollo tiene necesidades, estrés e intereses específicos, los cuales ejercen influencia en las adaptaciones del individuo y en las relaciones que establecen en cada una de estas etapas.

 

Es importante que el individuo logre un adecuado desarrollo para tener una mejor adaptación en todas sus actividades y relaciones, la ayuda profesional puede contribuir a lograrlo ya que la terapia de pareja o individual es una herramienta con la que se puede proporcionar un mayor bienestar no solo a la pareja sino también a la familia y contribuir a que el individuo tenga una vida más plena.

 





Psic. Elena Bouchot Gamas
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