El apareamiento en los animales es un instinto natural cuya finalidad es evitar la extinción de la especie.

En los humanos, la sexualidad adopta características diferentes, porque el hombre es más complejo, es consciente de si mismo, presiente un destino trascendente y no puede vivir sin atribuir un sentido a su vida.


En virtud de la complejidad social y de la cultura que él mismo ha creado, no puede permitirse el libertinaje y la decadencia moral que pondría en peligro su propia creación, fenómeno que se ha registrado en las más grandes civilizaciones antiguas y que está ocurriendo también en nuestros tiempos.


El sexo, como el hambre y la sed, son necesidades orgánicas. Mientras el hambre y la sed pueden terminar con nuestra vida si no se satisfacen, la necesidad sexual se puede postergar o ser reemplazada por otros intereses sin afectarnos física o emocionalmente.


El hombre trasciende sus instintos y puede derivar su energía sexual hacia fines no sexuales orientados hacia objetivos socialmente valorados.


Según Sigmund Freud, científico que desarrolló con mayor profundidad una teoría sobre la sexualidad, la pulsión sexual pone a disposición del trabajo cultural, cantidades de fuerza

extraordinariamente grandes, en virtud de la particularidad singularmente marcada en dicha pulsión, de poder desplazar su fin sin perder su esencial intensidad.


Esta capacidad de reemplazar la meta sexual originaria por otro fin, que ya no es sexual pero que se le halla psíquicamente emparentada, la denomina capacidad de sublimación.
Freud sugirió también la posibilidad del hombre de sublimar también sus pulsiones agresivas. El deporte es considerado una de las formas aceptables y saludables de canalizar los impulsos agresivos.


La sexualidad humana es una función natural muy importante de nuestra vida que debe ser ejercida con responsabilidad y por amor.


Debe ser necesariamente placentera porque si no fuera así ya estaríamos extinguidos como especie; pero en la actualidad se ha convertido en una obsesión compulsiva.
Los casos de violaciones se han incrementado a pesar que supuestamente el hombre debería haber evolucionado, ya que existe un mayor control de los delitos, mayor interés por el respeto a los derechos humanos y una mayor contención social y educacional.


Sin embargo, la vida está centrada en el sexo, que no sólo promueve la actividad de los potenciales violadores sino que también obtiene beneficios del comercio sexual en todos los ámbitos.


El dinero que reporta el sexo en las grandes ciudades, podría acabar con el hambre y la pobreza en el mundo, que son los elementos que ocasionan las conductas antisociales.


La idea de la monogamia como algo intrínseco a la naturaleza humana todavía se discute, pero hay que reconocer que siempre han existido en gran proporción, parejas monógamas en todas las épocas. Actualmente lo que se considera aceptable generalmente es la pareja estable y fiel con o sin el objetivo de formar una familia.


Los animales viven en un mundo cerrado atados a los instintos; los seres humanos logran trascender los límites de sus instintos y pueden ejercer su libertad para continuar con la creación.


La madurez sexual es posible cuando la personalidad tiene una identidad firme, porque el sexo es un acto de entrega de una persona a otra y si no hay identidad no puede haber entrega.


Los seres humanos no pueden ser considerados descartables y utilizados para relaciones sexuales ocasionales, no sólo por los peligros que acarrean sino porque una relación sexual debe ser compartida y por amor, haciéndose cargo y comprometiéndose ambos con los resultados.


Las estadísticas demuestran que el hombre es más infiel que la mujer. Esta condición lejos de hacerlos más hombres pone en duda su hombría, porque estudios psicológicos realizados sobre la personalidad de Don Juan Tenorio, célebre protagonista del drama escrito por José Zorrilla en el siglo XIX, demuestran en él una homosexualidad latente, porque al frecuentar tantas mujeres, se pone en evidencia que ninguna mujer lo puede satisfacer y lo que realmente está buscando es a otro hombre.


El sexo es una consecuencia del amor, la forma más íntima de expresarlo. Es un medio para experimentar la fusión absoluta y definitiva de dos almas que se aman.




Psic. Elena Bouchot Gamas
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